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Alejandro Gonzalez | 0:28

Carta de divorcio

En Mateo 19:3, los fariseos le preguntaron a Jesús acerca del divorcio: “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”.

Jesús les respondió con una cita de Génesis 1 y 2, confirmando el origen y la trascendencia del pacto matrimonial: “Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará Padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo 19:4-6).

La pregunta acerca del divorcio estaba basada en una controversia acerca de la palabra “indecente” que se menciona en Deuteronomio 24:1, que dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa”. Una corriente de pensamiento pensaba que la palabra “indecente” significaba que el adulterio era la única razón válida para el divorcio. La enseñanza opuesta era que “indecente” significaba cualquier cosa inaceptable para el esposo, sin importar lo trivial que fuera.

Es necesario tener en cuenta que lo que se estaba preguntando no era si el divorcio era permitido, sino en qué condiciones estaba permitido, “por cualquier razón”. La respuesta de Jesús fue que había una razón más fundamental para el divorcio y además les recordó que esto no era lo que Dios pretendía. En el versículo 8 afirma que “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así”.

Dios culpa del divorcio a aquellos que no son fieles en su compromiso en el matrimonio. Él dice que odia el divorcio por todo el daño que éste hace. El divorcio causa confusión, dificultades y dolor emocional. Dios no quiere que las personas vivan de esta forma.

Moisés no pudo haber admitido el divorcio cuando había un mandamiento específico en contra de éste. Por ejemplo, Moisés no pudo haber permitido robar o matar sólo porque la gente tuviera un corazón endurecido. Pero las condiciones fijadas para el divorcio, como Jesús lo reconoció, no significa que el divorcio le agrade a Dios o deba ser tomado a la ligera.

En Mateo 5:31-32 y Mateo 19:9; Jesús advierte que el volverse a casar bajo ciertas circunstancias puede conducir al pecado de adulterio. En el Nuevo Testamento encontramos tres circunstancias específicas en las cuales Dios permite el divorcio y las segundas nupcias.

(Fuente: Iglesia de Dios)

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