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Alejandro Gonzalez | 1:54

La construcción del tabernáculo, empieza por mi santidad - 2da Parte

Éxodo 25:8 Me erigirán un santuario, y habitare en medio de ellos.
Dios quiso construir el tabernáculo cuando el pueblo hebreo se encontraba transitando el camino por el desierto, hacia la tierra prometida, es decir hacia una nueva vida. Él deseaba volver a habitar en medio de su pueblo, pero entiéndase que por ahora “no en el”. (Para entender esto ultimo mirémonos retrospectivamente cada uno).

Muchos de nosotros hemos llegado al “camino” en Cristo desde el mundo, es decir, desde nuestro Egipto espiritual, en donde vivíamos con nuestros ojos enceguecidos por el velo espiritual del pecado y bajo la esclavitud del príncipe de este mundo. 

Cuando llegamos a conocer a Cristo por medio de la locura de la predicación lo primero que hacemos es repetir la oración de fe, en donde aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Comenzando en nuestra vida una transformación hasta el día que decidimos y hacemos efectivo nuestro bautismo confirmando nuestra fe en Cristo. Por medio de llevar a cabo este rito -que no es otra cosa que el sumergirnos en agua- representamos en el momento en que somos inmersos, nuestra muerte espiritual y cuando emergemos el nuevo nacimiento en Cristo Jesús, que todo cambia.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Co. 5:17)
Es en este lapso de tiempo entre estos dos momentos de nuestra vida cristiana (entre el hacer la oración de fe y el bautismo), en que transitamos o recorremos nuestro desierto u éxodo espiritual hasta la llegada de aquel día en que cruzamos nuestro Jordán (bautismo) y llegamos por fin a nuestra tierra prometida. Es durante este viaje que el pueblo de Dios; los israelitas -hoy día usted y yo-, debían de seguir al ángel de Jehová (Ex. 23:20)

Ahora bien, en el primer estudio vimos que era necesario el cuidado de ese templo y finalizamos mostrando que hoy día ese templo somos nosotros, pero esto no quita que ya no sea necesaria la construcción del tabernáculo. Debemos de empezar a erigir este templo, sus paredes, sus techos, sus pinturas, etc. Y el fundamento para comenzar a edificarlo es Cristo. No podemos llamarlo Señor de nuestra vida si no lo conocemos y si no escuchamos y creemos sus palabras. (Lucas 6:46-49) 

Es necesario que comencemos a edificar esta casa espiritual, limpia y pura para que así pueda, habitar en nuestra vida su Espíritu Santo, y así, poder recibir el bautismo del Espíritu que no tiene nada que ver con el bautismo en agua, mas adelante analizaremos con detención esta doctrina, pero para que esto suceda en nuestras vidas deberemos de santificarnos, que no es otra cosa que comenzar con la limpieza de la casa, dejando de lado las malas formas de hablar y comportarnos, dejando de lado también aquellos sentimientos que no son buenos y que por lo tanto no permiten la edificación de quien los contiene.

En mi caso personal y comparándolo con los de otros creyentes, todos o casi todos coincidimos que existe una gran diferencia en nuestras vidas, en el antes y el después de bautizarnos y por lo tanto ser llenos del Espíritu, recibiendo la señal o el arras de nuestra salvación. Y esto es así porque es necesario, no porque a nosotros se nos ocurra, sino porque Dios conoce nuestros corazones.

El apóstol en la carta a los hebreos capitulo nueve hace mención a esto cuando se refiere a estos hombres, que habiendo visto y vivido las maravillosas señales y prodigios que el Señor había hecho para sacarlos de Egipto, como con alas de águila, estos sin embargo se rebelaron y desobedecieron y a hasta descreyeron por su incredulidad de lo que Dios les había prometido que seria de ellos, por lo que no pudieron entrar en el reposo de su Señor y así perdieron su salvación; sobre esto ultimo quiero hacer una aclaración y es que a mi parecer solamente durante el termino de tiempo que dura nuestro éxodo espiritual es posible perder la salvación (que todavía no es que no se allá conseguido, sino que no se ha asegurado con el arras de la salvación). Luego de haber sido bautizado a mi parecer ya no se puede perder mas, pues el Señor Jesucristo no se equivoca y así Él lo dijo (Mr. 16:20), desde ahora en mas las personas solo lo único que pueden llegar a perder son sus bendiciones. Ahora bien entiéndase que el bautismo es la confirmación de una creencia a través de un rito sin embargo debemos de recordar que si este rito no se hiciere de corazón de nada serviría, podríamos bautizarnos 1000 o mas veces y sin embargo no recibiríamos nuestra salvación. También tengo la certeza de que aquellas personas que se apartan del Señor (y no de los hombres), por mas que tengan años de asistir y aparentar ser creyentes, no han tenido una verdadera conversión.

Como ejemplo de ello veamos nuestras vidas normales y a los demás seres que nos rodean, hay personas que nunca han estudiado por lo que no pueden pedir ser o tener los mismos derechos que tiene un profesional, pero esto no significa que si no saben reconocer sus limitaciones que no puedan ser grandes empresarios o comerciantes, como también hay muchos profesionales que no tienen lo que podrían tener porque pensaron que cuando llegaran a poseer aquel titulo tan preciado y por el que debieron pasar muchas noches en velas estudiando ya no les haría falta seguir luchando.

Recuerda: la Biblia no se equivoca, y es clara en esto: los que no cruzaron el Jordán murieron en el desierto, los que lo cruzaron y estuvieron del otro lado del Jordán solo fueron disciplinados, y si estos no se volvían sobre sus errores, era pasibles de ser castigados hasta el grado de ser dados en cautividad a Babilonia como así sucedió pero nunca mas volvieron a Egipto.

“... lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”

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